Relojes sincronizados para prevenir el envejecimiento
Dos artículos consecutivos publicados en las revistas Science y Cell Stem Cell han revelado que el reloj central supraquiasmático y los relojes periféricos de músculo y piel deben mantenerse sincronizados para salvaguardar la mitad de todas las funciones circadianas. El trabajo, liderado por el Dr. Salvador Aznar Benitah (IRB Barcelona) y la Dra. Pura Muñoz-Cánoves (UPF), ha demostrado, mediante el uso de modelos de ratón, que la desincronización envejece los tejidos, mientras que la alimentación restringida en el tiempo o la restauración de las señales del reloj preserva los programas de reparación del ADN, mitocondriales y metabólicos.
Esta transición previene la sarcopenia prematura y el deterioro cutáneo, lo que sugiere que el ajuste del reloj mediante estilo de vida o fármacos podría retrasar el declive asociado a la edad. Los hallazgos elevan la coordinación circadiana en sí misma—en lugar de la precisión de un solo reloj—como objetivo terapéutico en múltiples órganos.