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El Dr. Salvador Aznar Benitah, reconocido como uno de los "50 Científicos que Inspiran" por Cell Press

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El Dr. Salvador Aznar Benitah, Jefe de Grupo de la Laboratorio de Células Madre y Cáncer del IRB Barcelona y Profesor ICREA, ha sido seleccionado como uno de los  "50 Científicos que Inspiran" ("50 Scientists that Inspire") de la prestigiosa revista Cell Press. Este reconocimiento nace como resultado de su trabajo, que ha cambiado los paradigmas de la investigación sobre metabolismo del cáncer y el envejecimiento.

La vida y carrera del Dr. Aznar Benitah abarcan diversos enfoques de investigación y dos continentes. Todo empezó en Montreal (Canadá), su ciudad natal. A los seis años, se mudó con su familia a Madrid (España), donde vivió y estudió antes de volver a Canadá, donde, en 1998, obtuvo una licenciatura en bioquímica con honores por la McGill University. Sus estudios lo trajeron de vuelta a España, donde obtuvo su Doctorado en el Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBM, Madrid), en 2003.

En 2007, tras completar su trabajo postdoctoral en el laboratorio de la Dra. Fiona Watt en el London Research Institute, el Dr. Aznar Benitah estableció su laboratorio en el Centro de Regulación Genómica (CRG) como investigador ICREA junior. El Dr. Aznar Benitah pasó a ser Profesor de Investigación ICREA y, en 2014, y se incorporó al IRB Barcelona como investigador sénior.

El trabajo de su equipo tiene por objetivo comprender los mecanismos moleculares que subyacen a la función de las células madre adultas durante la homeostasis, el envejecimiento y el cáncer. El Dr. Aznar Benitah y sus colaboradores tienen especial interés en la epigenética, la regulación espaciotemporal de las células madre (ritmos circadianos) y el vínculo entre la metástasis y sus mecanismos de función epigenéticos y metabólicos

 

 

Siendo el primer científico de su familia y un investigador en un país con una relevancia en el ámbito científico menor que en otros, reconoce la importancia que tiene derribar barreras para crear una comunidad científica más justa. Además, se centra en la vida más allá del trabajo: tiene dos hijos —Mateo, de 14 años, y Lucía, de 10— que son lo mejor de su vida, además de un profundo interés por la evolución de la escritura y el lenguaje, la guitarra y las novelas gráficas.

En esta entrevista nos habla sobre algunos de los momentos más emocionantes de descubrimientos en su carrera hasta la fecha, defiende la supresión de las barreras que tienen que superar los investigadores que pertenecen a grupos de género y etnia que están subrepresentados y comparte su entusiasmo por el futuro de su campo.

 

¿Qué te inspiró a ser científico?


No estoy seguro de que haya algo en particular que me haya inspirado, aparte de la gran curiosidad que siempre he sentido por mi entorno. No hay tradición científica en mi familia. Sin embargo, recuerdo que en la escuela, mientras la mayoría de mis amigos jugaba al fútbol o baloncesto, yo prefería quedarme en un pequeño campo que había allí al lado, que estaba repleto de de plantas e insectos. Los observaba, los recogía y los llevaba a casa (¡para espanto de mi madre!) para ver cómo interactuaban. 

Me fascinaba la astronomía y, con un pequeño microscopio de mi hermana mayor, examinaba hojas, partes de insectos, células de mi propia piel, entre otras cosas. Creo que esa curiosidad sigue siendo igual de intensa hoy en día.

 

¿Qué piensas de la innovación en la ciencia?


Para mí, la innovación en la ciencia consiste en explorar nuevas ideas, teniendo en cuenta todos los conocimientos previos, pero asegurándonos de que esos conocimientos no limiten el desarrollo de nuevas hipótesis y conclusiones. Creo que lograrlo no es fácil. Con el tiempo, todos tendemos a sentirnos cómodos con lo que hemos conseguido en nuestras carreras, lo que nos hace más difícil salir de nuestra zona de confort.

 

Cuéntanos algún momento clave de descubrimiento que haya marcado lo más destacado de tu carrera.

Es difícil elegir solo uno, así que mencionaré dos momentos. En 2017, identificamos y describimos células iniciadoras de metástasis en varios tipos de tumores humanos. Al detectarlas, nos dimos cuenta de que estas células dependen de la señalización de ácidos grasos y colesterol para iniciar y desarrollar metástasis.

Gloria Pascual (la investigadora principal asociada que realizó la mayor parte de este trabajo en mi laboratorio) y yo, supimos de inmediato lo emocionante que era este hallazgo. Recuerdo cuando obtuvimos el primer resultado que demostraba, sin lugar a dudas, que realmente se trataba de las tan elusivas células metastásicas. Sencillamente, nos miramos con profunda alegría. Sabíamos que este descubrimiento abriría muchas oportunidades de investigación en nuestras respectivas carreras. Y, efectivamente, eso fue lo que pasó: ahora contamos con numerosas líneas de investigación que nos están ayudando a comprender el proceso de metástasis con gran detalle.

Otro momento memorable fue descubrir que muchas de las funciones de nuestras células madre adultas están reguladas por los ritmos circadianos. Este descubrimiento, por primera vez, nos ha permitido empezar a entender cómo los órganos periféricos coordinan sus funciones con otros órganos y con el sistema nervioso central. Es importante señalar que esta coordinación se pierde durante el envejecimiento y que dicha falta de sincronía contribuye al proceso de envejecimiento.

 

¿Has tenido que superar barreras u obstáculos en tu carrera o en tu ciencia? ¿Cómo los has superado?

No creo haber enfrentado obstáculos especialmente significativos en comparación con algunos de mis compañeros de profesión y amigos. A lo largo de mi carrera, he sido testimonio de que las minorías y las mujeres suelen encontrarse con muchas más barreras en sus trayectorias profesionales que yo, especialmente cuando intentan alcanzar posiciones de investigadores/as principales o cargos directivos. Afortunadamente, se han implementado muchas soluciones y cambios para combatir estas situaciones injustas (aunque probablemente aún quede mucho por hacer).

Dicho esto, al inicio de mi carrera (por ejemplo, cuando asistía a congresos) sentía que había personas que no me tomaban demasiado en serio cuando decía que trabajaba en España, lo que me generaba la sensación de no pertenecer del todo a ese grupo. Por suerte, eso ya no es un problema, pero cuando era investigador junior, decidí seguir adelante con mi trabajo y evitar que ese sentimiento influyera en mi carrera. No fue fácil, pero lo logré.


¿Qué es lo que más te entusiasma de tu campo en este momento? 

¡Hay tantas cosas que me entusiasman! Me asombran algunos avances tecnológicos que nos están permitiendo realizar estudios in vivo sin precedentes. Ahora combinamos de forma rutinaria transcriptómica unicelular, epigenómica unicelular, metabolómica/lipidómica de bajo insumo y proteómica de bajo insumo con proteómica espacial y transcriptómica. Esto, sumado a una capacidad computacional cada vez mayor, nos permite caracterizar en poco tiempo lo que antes nos hubiera tomado entre 20 y 30 años.

Además de estos avances técnicos, creo que nos estamos acercando cada vez más al desarrollo de muchas terapias contra el cáncer. Los investigadores no solo están perfeccionando la inmunoterapia, sino que también están explorando nuevos objetivos (muchos de ellos relacionados con el metabolismo tumoral) que, a mi juicio, son realmente prometedores.

También estoy muy emocionado con el campo del envejecimiento. ¡Es un momento increíble para esta área! Parte de ello se debe a la aplicación de las tecnologías que he mencionado antes. Creo que en los próximos años veremos avances significativos en este ámbito.


¿Tienes algún consejo para los estudiantes que estén pensando en seguir una carrera científica?

No me gusta mucho dar consejos, ya que creo que cada persona encuentra su camino de manera diferente y responde a los desafíos de una forma única. Sin embargo, creo que hay ciertas características comunes entre los científicos: la pasión por la ciencia, el entusiasmo por el conocimiento y la esperanza de que, tal vez, su ciencia pueda algún día mejorar la vida de las personas.

Esa pasión por la ciencia es lo que nos permite perseverar en los momentos difíciles: no conseguir el puesto deseado, el rechazo de artículos o becas, etc. Todas esas dificultades se pueden sobrellevar si la pasión por la ciencia está presente desde el principio.


¿Cómo esperas que sean los próximos 50 años para tu campo o para la ciencia en general? ¿Qué cambios te gustaría ver?

Creo que veremos avances sorprendentes en la integración de grandes cantidades de datos. Sé que esto ya está ocurriendo, pero creo que se multiplicará exponencialmente. Por ejemplo, en los campos del envejecimiento y el cáncer, una vez que podamos recopilar información sobre el proteoma, el epigenoma, el transcriptoma y el metaboloma (no solo a nivel unicelular, sino incluso a nivel subcelular) y correlacionar esos datos a partir de miles de muestras, estoy convencido de que empezaremos a identificar patrones nunca antes vistos.
Además, creo que veremos sistemas in vitro cada vez más sofisticados (como organoides multilinaje que combinen diferentes órganos), lo que nos permitirá probar terapias anticancerígenas y antienvejecimiento mediante cribados a gran escala de una manera inédita.
Y como siempre en la ciencia, ¡quién sabe qué cosas nuevas e inesperadas nos depararán los próximos 50 años!


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Crédito foto: Cell Press. Texto traducido y adaptado al castellano del artículo original publicado en Cell Press.
 

IRB Barcelona

El Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) trabaja para conseguir una vida libre de enfermedades. Desarrolla una investigación multidisciplinar de excelencia para curar el cáncer y otras enfermedades vinculadas al envejecimiento. Establece colaboraciones con la industria farmacéutica y los principales hospitales para hacer llegar los resultados de la investigación a la sociedad, a través de la transferencia de tecnología, y realiza diferentes iniciativas de divulgación científica para mantener un diálogo abierto con la ciudadanía. El IRB Barcelona es un centro internacional que acoge alrededor de 400 científicos de más de 30 nacionalidades. Reconocido como Centro de Excelencia Severo Ochoa desde 2011, es un centro CERCA y miembro del Barcelona Institute of Science and Technology (BIST).